domingo, 27 de noviembre de 2011

Nunca digas...

...Con este barco no chocaré. Y es que uno se confía. Porque hay situaciones de las que ya no se puede escapar, luego hay que evitar meterse en ellas. Siempre las mismas maniobras y cuando algo sale mal improviso rápidamente (gracias a mi sangre fría y a la gran maniobrabilidad de mi barco...gñññ). Pues este exceso de confianza me ha costado un restregón en el casco arañazo y un candelero doblado. Corro a enderezarlo antes de que mi mujer lo vea. Glups.

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